“Tapadas de silencio”
Por Graciela E. Ponce.-
Nadie
puede hacerse cargo de llevar el Mundo a sus espaldas. Y sin embargo, todos
llevamos la historia de este Mundo sobre las nuestras.
Una
historia donde lo magnífico y lo horroroso conviven en armonía y en
promiscuidad, como amantes apasionados y como perros rabiosos.
Y
el asombro, esa capacidad que siempre agoniza y siempre revive, habita en cada
momento, en cada instante, en cada suspiro de nuestra soledad y de nuestro desvalimiento.
La
clásica familia sentada en la centenaria ceremonia de comer juntos en derredor
de una mesa real o imaginaria, carga sobre sí esa historia y ese asombro.
Y
es posible (¿porqué no?) que en esa mesa esté una niña o una joven, sujetos
históricos del maltrato más atroz entre todas las atrocidades de la historia
humana y destinatarias de los más bellos cantares que los humanos han sabido
construir. En
esa mesa, esas niñas y esas jóvenes, bellas tal vez, inocentes o plenas y una
familia que las ve, que sonríe ante sus miradas.
Y
un día ya no están en la centenaria ceremonia porque ellas solas, mujeres
jóvenes y niñas, deben cargar con la historia y dejar ante nosotros la estela
del estúpido asombro, de la bellaquería de la complicidad por el no compromiso,
de la cretinada sin nombre que oscurece el cielo y apaga, extingue, la palabra
dignidad.
Ellas
son desaparecidas para ser comerciadas como carne, para ser sumergidas en el infinito
espanto de la esclavitud sexual, en la traición más grande de los humanos a sí
mismos, transformando al sexo, esa fiesta de sentido para el corazón y el alma,
en un ritual ominoso e inmundo en donde ellas, niñas y jóvenes han sido
suprimidas de la vida, han sido descuartizadas de sí mismas, han sido
entregadas a cuerpos sudorosos y mugrientos de vergüenza, obligadas a renunciar
a ser.
Más
de 500 faltan en la Argentina. MUY POCO SE HABLA DE ELLAS...
…Callan
los miserables que se regodean en los prostíbulos con el dolor ajeno y lejano
de
esas mujeres y niñas.
Callan
y muchos son cómplices. ¿Y vos?
Porque
faltan más de 500 de ellas. Y sus gritos silenciosos entre jadeos animales de
sujetos sin nombre, sólo son eco para el asombro de lo que no se puede aceptar,
de lo que lastima las manos de apretarlas y quiebra los ojos de tanto llorar.
Más
de 500 chicas desaparecidas en la Argentina para ser comercializadas como si
fuesen muebles, piedras, cosas, para ser revisadas como los dientes de un
caballo para ver si son aptas... ¿Otra mancha más para el infinito del Horror
de la historia?
Puede
ser. Es. Y una vez más el silencio. Creemos
que el silencio calla lo que no se puede o no se quiere gritar.
Y
sin embargo, grita… vaya contradicción ¿no?
TODAS
las sociedades tienen silencios. Mala noticia. Muy mala noticia. Más
de 500 mujeres niñas están tapadas de silencio y sin embargo gritan…
¿Escuchas?
¿Rompemos
la cadena de silencio que rodea la desaparición de estas mujeres?
Entre
todos podemos mover la piedra. El Estado solo, es imposible, pero conjuntamente, legisladores , jueces, médicos, abogados, policías, maestras, madres, padres,
jóvenes, ciudadanos comunes, que no son famosos, famosos que tienen cámara y
micrófono y no hablan como debiera ser, todos juntos sí, claro que se puede,
denunciemos cuando veamos cosas que pueden apuntar a este miserable flagelo.
